Llega el mal tiempo y empezamos a pensar en las tareas de mantenimiento del barco y en prepararlo para el invierno. El invernaje del motor fueraborda es un buen punto de partida.
Cuando llega el invierno, tras los últimos días de pesca o de paseo durante el otoño, nuestra embarcación puede quedar inactiva. Llega para muchos el momento del invernaje. Si nuestro barco lleva fueraborda, lo mejor que podemos hacer es sacarlo del agua y proceder al invernaje del motor.
Esta tarea de mantenimiento que debemos hacer una vez al año es la que va a garantizar la longevidad de nuestro motor. Si en nuestro puerto o marina hay un buen mecánico, es mejor dejar en sus manos el trabajo sobre todo si el motor es de inyección o excede de los 20 o 25 HP. Pero si somos de los que nos gusta “ser manitas”, y nuestro motor es de los que todavía tiene carburadores, vamos a intentar desvelar un secreto que no es tal: el invernaje del fueraborda.
Limpieza exterior
Una vez el motor fuera del barco, en primer lugar procederemos a la limpieza exterior, con agua dulce, jabón y un cepillo que no ralle la pintura. Así eliminaremos las incrustaciones de sal o caracolillo, que pueden llegar a sulfatar la cola en algunos puntos. Es momento también de verificar el estado de los ánodos de zinc para sustituirlos si vemos que han terminado su vida útil o están muy degastados. Desmontar la hélice y engrasar las estrías del eje es conveniente, aunque no sea algo imprescindible.
Desalinizar
Después de esto, es el momento de proceder a lo realmente importante: la limpieza interior del motor. El punto básico es retirar el agua salada y los depósitos de sal que se forman en el interior de la cola y los diversos conductos de refrigeración del bloque que se forman por la temperatura. Para ello hay que dejar el motor en funcionamiento durante 15 o 20 minutos con agua dulce para que todo se limpie. Para ello tenemos dos posibles sistemas. El clásico bidón de 200 litros lleno de agua dulce donde pondremos la cola del motor y lo haremos funcionar siempre en punto muerto. Hay que tener cuidado con el nivel del agua y tener una manguera a mano por si debemos añadir agua. El segundo sistema, y quizás el más práctico y limpio, consiste en comprar un acople para la manguera que, con unas ventosas, se fija a las tomas de agua de refrigeración del motor que se encuentran en la parte inferior de la cola.
Sea cual fuere el sistema elegido, después de 15 minutos de funcionamiento procederemos a desmontar la tapa del filtro del aire, que suele ser de plástico y acostumbra a estar en la parte delantera del motor. Una vez retirados los tornillos o clips de sujeción y retirado el filtro, aparecerán frente a nosotros las mariposas de los carburadores. Antes de parar el motor, con un engrasador añadiremos aceite pesado a través de las tomas de aire de los carburadores a la vez que aceleraremos el motor para que no se pare. Observaremos que sale mucho humo blanco, pero es normal, debido al aceite que se está quemando. Repetiremos la operación varias veces, pararemos el motor y volveremos a colocar el filtro del aire en su sitio. Al tirar el aceite por los carburadores, éste llegará a todos los rincones del interior de los cilindros, lo que garantizará una perfecta lubricación y protección mientras el motor esté parado una larga temporada.
Bujías y aceite
Con la llave de bujías quitaremos las bujías y engrasaremos las roscas de las mismas, ya que es un sitio en el que la aparición de óxido es bastante frecuente. Aprovecharemos para comprobar el estado de los bornes y volveremos a poner las bujías en su sitio. Si el estado de las bujías recomienda su cambio, es preferible cambiarlas la próxima temporada antes de volver a utilizar el motor. Aprovecharemos para repasar el estado del filtro de gasolina y revisar el nivel de aceite del motor, reemplazándolo en caso necesario. Es recomendable cambiar el aceite cada 70 horas de funcionamiento o, por lo menos, una vez al año.
Sistema eléctrico
El siguiente paso es proceder a engrasar con spray dieléctrico todo el sistema eléctrico, así como todos aquellos puntos móviles susceptibles de agarrotamiento como embrague, acelerador etc. Haremos una inspección ocular a todo el bloque del motor y rascaremos aquellos puntos en los que el óxido haya hecho su aparición. Una vez limpios, con pintura especial retocaremos estos puntos. (Los servicios técnicos de todas las marcas venden esta pintura especial). Volveremos a colocar la carcasa del motor y ya habremos terminado.
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